Archivo de la categoría: Inspiraciones

Tonantzin / Adelanto de Natvïa

Natvïa es la vuelta a la raíz, al hogar, a la calidez del vientre de nuestra primera Madre. Natvïa es un grimorio, los hechizos del maíz y el mecate. Natvïa es el color de la tierra y la voz de los niños del viento. Tonantzin es el Primer Canto de Natvïa 🌙
(Música y texto: Paola Klug)

Mi poema hecho canción 💕

«Del Lugar de donde Soy» es uno de mis poemas cuyo arreglo y música podrá encontrarse en el disco «Tierra» de Amelia Escalante. Si desean adquirir cualquiera de sus discos o requieren de su presencia en alguna presentación, festival o evento cultural, por favor escriban a: amelia_eskalante@hotmail.com

 

Letra: Paola Klug.
Arreglos y voz: Amelia Escalante.
Video: Rocío O. Matehuala

Celaya, Guanajuato. Casa del Diezmo. 25/01/2017

«Nahual pensador» de Santiago Savi

Siempre he sentido admiración por las personas que crean mundos distintos por medio del arte; personas con la suficiente sensibilidad, talento y magia propia que son capaces de transformar con la palabra, las notas, las letras, el pincel y sus manos todo y todos quienes los rodean. Santiago Savi es uno de esos seres que pueden hacerlo. Maneja a la perfección cada uno de los colores que lleva dentro de su alma, plasma con tanta facilidad en el lienzo tanto aquellas criaturas místicas que aguardan sigilosas entre los bosques, los ríos y los antiguos templos como los rostros morenos de nuestras mujeres raíz; de esas con huipiles floreados, las de vestidos de manta y las que cubren su pena con el rebozo de la tristeza. Santiago es hijo de Mayahuel y Xochipilli, su alma es mixteca y su mirada jarocha.

Es uno de los artistas que más admiro y una de las personas que más aprecio, también es el padre de este «Nahual pensador» que desde ayer custodia mis sueños.

Por favor visiten su página, encontrarán maravillas en ese, su mundo 🌙🐾

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Reencuentro con Hombres Notables

No recuerdo en que momento de mi vida conocí a Gurdjieff, aunque supongo que también fue por él – por aquél

Lo que si recuerdo es que al llegar trajo cosas interesantes a mi vida, primero el libro; posteriormente la película – la que me dio ella- y hoy el día entero se fue entre las danzas de los derviches y los antiguos de Oriente.  Entonces recordé nuevamente a Gurdjieff y me reencontré con él y con los otros bajo la luz de las velas, el humo del café y una lluvia constante que no ha dejado de caer…

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«Todo cuanto ocurre fuera de mi debe serme hoy indiferente. No quiero saber nada de lo que te pregunté. Solo se que todo está vacío en mi en este momento» 

 

 

 

La Librería de los Escritores

Lo habíamos olvidado; lo olvidamos con frecuencia: desde siempre el libro ha sido un objeto amenazado, vigilado, odiado. “Los que queman los libros –escribió George Steiner–, los que expulsan y matan a los poetas, saben exactamente lo que hacen. El poder indeterminado de los libros es incalculable”.

 

Hace muchos años un grupo de artistas sintieron la profunda necesidad de proteger lo que para ellos era lo más valioso – el arte por supuesto.

En medio de una situación política problemática y de una censura artística a todo aquello que fuera en contra del régimen en cuestión decidieron tomar el control y fundaron La librería de los Escritores en plena revolución de Octubre en Rusia.

Alexei Remizov, Nikolai Berdiaiev,  Mijail Osorguin y Marina Tsvetaeva fueron los protagonistas principales del origen de esta historia…

Ellos, creadores rechazados por el totalitarismo ruso y viviendo en la miseria tuvieron el valor de fundar esta librería en el corazón de Moscú, pagando con sus pocos ingresos un local completamente derruido, que poco a poco lograron reconstruir. Vigilados al principio por el ejército ruso hicieron uso de todas sus habilidades para lograr introducir los libros prohibidos.

Durante los años que La Librería estuvo abierta, cientos de artistas de toda Rusia donaron sus libros, escritos por ellos mismos o de su colección personal para romper el cerco cultural en el País y lograr la difusión artística que tanta falta hacia en ese momento.

Poco a poco comenzaron a llegar los intelectuales al escuchar de aquel refugio artístico, ya sea buscando algún libro en particular o decididos a donar o vender su propio arte. ¿Los precios? Libros a cambio de libros o una colección completa a cambio de un costal de azúcar, harina o una canasta de papas. El pueblo ruso no estaba en condiciones de pagar con sus escasos recursos un libro (transformados en vales para comprar o canjear alimentos) Aún así, la idea funcionó y los alimentos sirvieron como trueque en beneficio del arte. Los rumores cuentan que en varias ocasiones en las que Mijail quedaba a cargo de la Librería, movido por su sensibilidad y compasión recibió de mano de campesinos u obreros enciclopedias inútiles completas a cambio de costales de alimento pues no se perdonaba ver morir de hambre a su pueblo.

Ninguno de los fundadores cobraba por sus servicios, ellos se conformaban de vez en cuando con quedarse algún libro de la colección secreta.

Cuatro años estuvo en servicio La Librería de los Escritores, y pocas historias se saben de ella.

Un único * Samizdat sobrevivió entre aquellas cuatro paredes con olor a cuero y pergamino.  Se hizo a mano y en el quedaron plasmadas algunas pequeñas obras poéticas de Nikolai, Mijail y Marina y las ilustraciones de Alexei (los otros desgraciadamente se perdieron en el exilio de Mijail)

 

Con el tiempo y la persecución aquel sueño de arte se vino abajo y cada uno de los fundadores debió tomar su propio y cruel camino. Remizov murió en Francia repudiado por todos sin poder regresar a su amada Rusia, Berdiaiev fallece en Paris nostálgicamente sobre su mesa de trabajo en el exilio, de Osorguin no se sabe nada después de su exilio, y Marina terminó suicidándose poco tiempo después de regresar a Rusia, asesinaron a su esposo, a su hijo y una de sus hijas murió de hambre en un orfanato.

Todos ellos fueron enviados al exilio y a la muerte por creer  que el arte cambiaría al mundo…

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Pero dejaron su legado, mas allá de sus obras artísticas que son bellísimas por supuesto, nos dejan a nosotros, lectores, escritores, humanos un ejemplo de lucha por una causa justa. La necesidad de crear cuando los demás destruyen.

Cierro con el fragmento de un Poema de Marina Tsvetaeva disponible en el libro “Retrato de una Pintura Rusa”:

“Este terror a la influencia es una enfermedad. Miro lo ajeno y pierdo lo propio. Pero como puedo perder lo propio, cuando cada día es diferente. Cuando yo misma todavía no lo conozco”.

Lo mismo que: “Perdí mi día de mañana”.

 ¿Y qué clase de tuyo es aquello que puedes perder? Si lo pierdes es que no era tuyo, sino ajeno, ¡y que te aproveche perderlo! Lo mío es aquello que no puedo perder, de ninguna manera, lo imprescriptible, aquello a lo que estoy condenada.”

 A propósito de Hamlet: Ni olvidare ni repetiré Hamlet. Porque es inolvidable e irrepetible.

Si pueden conseguir el libro, no duden en comprarlo, vale la pena…

Escribo mis propias cicatrices
Pies desnudos sobre asfalto vivo
ocho kilómetros de camino …
La sexta cuerda rota de la guitarra
ocho minutos de camino.
Palmas agrietadas en los tambores,
Ocho kilómetros de camino …
por la noche el gato se congeló a la puerta,
Zapatos rotos, sexta cuerda alrededor de su cuello,
Venas rotas, cinco cartas en la pared, «puta»
Mi sueño – pijama azul
ocho kilómetros de camino …

Escrito por Non Serviam

Nahui Ollin

Mi nombre es como el de todas las cosas: sin principio ni fin, y sin embargo sin aislarme de la totalidad por mi evolución distinta en ese conjunto infinito, las palabras más cercanas a nombrarme son NAHUI-OLIN. Nombre cosmogónico, la fuerza, el poder de movimiento que irradian luz, vida y fuerza. En azteca, el poder que tiene el sol de mover el conjunto que abarca su sistema, pero, sin embargo hace siglos que existe mi substancia sin nombre alguno va evolucionando y hace siglos y ahora mismo que no tengo nombre y voy marchando sin descanso alguno en un tiempo sin fin y soy en una faz distinta el sin principio ni fin de todas las cosas.

 y entonces renunció, para siempre, a ser María del Carmen Mondragón Valseca.

 

 ( Juro que conozco esa mirada triste)

 

 

Independiente fui, para no permitir pudrirme sin renovarme;
hoy, independiente, pudriéndome me renuevo para vivir.
Los gusanos no me darán fin -son los grotescos destructivos
de materias sin savia, y vida dan, con devorar lo ya podrido
del último despojo de mi renovación-
Y la madre tierra me parirá y naceré de nuevo,
de nuevo ya para no morir…